Varios colegas polinizadores me han llamado insistiendo en que haga un resumen de la situación que nos provoca la baja de compra Alemana de miel en nuestra industria.
Efectivamente he estado siguiendo esta noticia desde sus inicios cuando todos pensabamos que no era más que una nueva treta de la conspiración alemana, ahora disfrazada de transgenica. Que era cosa de retener los tarros y el precio volvería a su sano crecimiento.
Todos defendiéndonos de una nueva para arancelaria.
Pero siguiendo con la indagatoria llegue a darme cuenta que esto era grave si primaba la opinión del Advocate General de febrero de 2011. Que la miel perdería su status de natural y caeríamos a un gastadero de análisis. Nos alejariamos de la apicultura de "palanca y ahumador" para caer a las del PCR, el HPLC, el ADN y el ARN.
Confundimos natural con inocuo. El buen salvaje nos ataca de nuevo. Los apicultores europeos se esconden detrás de sus consumidores y los supermercados que los representan. Un nuevo mercado menos exigente, paga menos y se demora un tiempo en conquistarse.
No sólo estamos frente a la miel contaminada adventiciamente con polen de plantas OGM (fenómeno que funciona viceversa), sino que también fitoalcaloides naturales, agrotóxicos recogidos del medio circundante (aplicados por los agricultores/frutiltores/hortaliceros/semilleros/publico en general) y acaricidas aplicados por los mismos apicultores (también uno que otro producto no permitido - antibióticos, organofosforados- algún otro?).
Me concentraré en lo que significa para Chile esta sentencia de la Corte Europea de Justicia del pasado 6 de septiembre 2011, pero varias de las cosas chilenas son las mismas que en otros países.
Lo primero a tener en claro que los apicultores chilenos hemos quedado como punta de lanza en esta discusión mundial de un mundo con o sin transgenicos y nos obliga a decidir si tomar palco o tomar partido. Yo tomé acción y estoy en el medio del huracán.
Lo segundo destacar que el caso chileno es más complejo, toda vez que al ser considerado el polen de origen transgenico como un ingrediente de la miel, la multiplicidad de eventos que se multiplican en Chile hacen imposible pensar en analizar la miel para todos esos eventos y demostrar que se está bajo el límite de 0.9%.
Esa metodología todavía no existe, por lo que, para esta temporada, que esta a la vuelta de la esquina, el límite practico será ZERO, Nada, negativo. El costo del análisis 170 euros. Sin metodología no sabemos si al tambor, al lote, al apiario, al contenedor o cada una cierta cantidad de miel homogeneizada.
Desde el fallo del pasado 6/09 la miel con destino a Europa tendrá que ser analizada por OGM. Si sale positiva, claramente que será mas rentable buscarle otro mercado que cuantificar la cantidad de secuencias de OGM que por variedad están presentes.
También hay que considerar que al día de hoy, me parece que no hay evento OGM alguno que tenga autorizado al polen para consumo humano o como ingrediente. Dado que en Chile se multiplican semillas que están en su etapa experimental es ilusorio pedirles que tengan su polen autorizado.
¿Qué dirá la secreta ley de transgénicos sobre este asunto de la polinización adventicia? ¿Nos invitarán a los apicultores a dar opinión? ¿Necesitamos un diputado apícola?
Lo tercero que es necesario indicar es que sin un Registro Nacional de Apicultores y Apiarios y la colaboración de la industria semillera, será imposible mensurar los impactos territoriales que tiene la industria de la semilla OGM.
En cuarto lugar cabe recordar que ya hay muestras de mieles positivas a OGM en Chile. Aún no está claro las vías de contaminación. Algunas se contaminaron por la nutrición que da el apicultor a sus colmenas, pero otras por haber estado en territorio OGM.
El estigma, la mácula del ADN transgenico se puede seguir con PCR-rt.
Efectivamente después de una grata reunión con Mario Schindler, Gerente de ANPROS, me quedo con la impresión que tienen manchado las mejores tierras de cultivo de Chile. Me quedo con la impresión que las brassicas pueden estar en riesgo de contaminación adventicia y eso sólo lo sabremos al ir muestreando nuestras mieles.
Las señales hoy son claras.
Si los apicultores de Chile implementamos el Registro de AyA y con el trabajo conjunto con ANPROS podemos dimensionar el grado de riesgo de nuestros apiarios (distancia a cultivos transgénicos) serán menos onerosos los análisis y los actores de la cadena tendrán más certeza de sus operaciones.
Lo que piden las exportadoras es arrancar de ahí. Esa opinión la comparten los organismos gremiales FEDEMIEL y la Federación de Redes Apicolas.
Si esta migración se diera (sin reclamos de defensa de ciertos territorios) para producir miel apetecible para el consumidor alemán, lo que peligra es la polinización adventicia, esa que hoy no se remunera, esa polinización gratuita en base a la libertad de las abejas, ganado polinizador con alas.
Los más contentos serán los productores de semilla (OGM o Free) porque nuestras abejas no les bajará la pureza de sus semilleros. Reducen la contaminación adventicia.
Los más tristes serán los fruticultores, los hortaliceros que aprovechaban esta externalidad positiva de las abejas de apicultor y se verán obligados en el futuro a contratar estos servicios de profesionales de la polinización.
Los fruticultores y hortaliceros que hoy arriendan colmenas de abejas para polinizar, probablemente verán incrementados sus costos por un alza en la tarifa de polinización dado el ingreso de las abejas a territorio enemigo. El diferencial de precio de la miel entre mercados es sustantiva, si incluimos aranceles y flete, puede llegar a significar 25% de reducción entre Alemania y USA.
Y finalmente nosotros los apicultores debemos esperar señales más claras antes de difinir nuestros movimientos. Es esencial en el corto plazo contar con un Registro de Apicultores y Apiarios, el ABEGEO de esta contienda.
Quedan muchas horas de trabajo para evaluar en que términos se da nuestra coexistencia, pero el camino no se ve fácil.
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