Confiando en no violar la clausula de privacidad del contrato, les cuento que vengo llegando de la zona de Trujillo, al norte del Perú. Andaba en visita inspectiva en el marco de una asesoría a una empresa agrícola para hacer crecer su apiario de 1000 colmenas al total de la demanda de polinización en 3 años (entre 4500 y 8000 colmenas dependiendo de las estimaciones).
Interesante el Proyecto Especial de irrigación Chavimochic y las dunas móviles que se están conquistando bajo diversos cultivos.
En este caso las abejas serían para polinizar Paltos y Arándanos.
Más allá de las cosas que no puedo decir, dado la mencionada clausula de confidencialidad, les puedo contar que me persigue la Neblina. La maldición de la Camanchaca.
Efectivamente la necesidad de plantar para las abejas en este desierto si se quiere hacer apicultura fijista nos obliga a mirar la vegetación de Lomas característica de la costa peruana.
Hacer apicultura transhumante es riesgoso en Perú, por el alto uso de agrotoxicos dado la mayor presencia de plagas por su clima tropical.
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Destacan las Lomas de ICA y Lachay más al sur de Trujillo y algo más al norte las Lomas de Campana, notable por su diversidad.
Al leer esos inventarios florísticos recuerdo a mis maestros camanchaqueros. El pariente Horacio Larrain Barros. Pilar Cereceda mi profesora y jefa en Geografía de la Católica, y luego el Neno Carvajal, colega geógrafo y anterior ayudante de Pilar.
Todos los demás vienen después que nosotros, je je.
En el próximo viaje en Junio, va fija una escalada al Cerro La Campana para ver esas Lomas. Debe ser la peor época, pero servirá para comparar con la visita que haré en septiembre, después de las lluvias y dónde estimo el peak de la floración.
Veremos como anda el ojo de geógrafo camanchaquero.
Me persigue la Neblina.
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