Interesante el fenómeno que se ha dado con esto del fallo decorte europea que declara al polen un ingrediente de la miel, en cuanto
a la necesidad de cumplir la promesa de tolerancia cero y el derecho a saber . Hace tiempo que en Europa mandan los clientes, los consumidores. Puede
que no manden con el voto, pero si mandan con su compra.
Los supermercados a través de los estudios de marketing
evalúan si las reglamentaciones existentes complacen las demandas de los
consumidores, de contrario establecen las propias a través de diversas
certificaciones y etiquetas.
Las etiquetas se transforman cada día en algo más importante
para decidir que comprar y estas se amparan No en los estados y sus regulaciones,
sino en un cuerpo paralelo, dictado por los laboratorios, las empresas
certificadoras y los grupos de poder (lobby). Podemos no estar de acuerdo con
la evolución de este proceso, en particular, podemos no estar de acuerdo en
esta guerra entre orgánicos y biotecnológicos - en la que los apicultores nos
vemos envueltos - pero no podemos desconocer que ese es el proceso en el que
debemos desarrollar nuestro comercio.
Cuando digo que es interesante el fenómeno que ha desatado
este fallo europeo, también me refiero a la constatación de la importancia de
las abejas. Bastó que tocaran a la apicultura para que causas antiguas de losgrupos anti-OGM comiencen a tener resultados. Una eclosión perfecta. Yo
prefiero culpar a la importancia que la sociedad da a las abejas, que a una
mera sincronía entre los hechos. Algo así como la gota que rebalso el vaso.
En el caso de Estados Unidos, la sensibilidad ciudadana que ha generado el CCD (síndrome de
desaparición de las colmenas) ha servido para que a través de las abejas se
logre el momento para etiquetar en los alimentos la presencia de ingredientes
transgénicos. No dudo que el juez europeo que sancionó al polen como ingredientede la miel, tuvo en consideración la desaparición de las abejas en Europa y las
protestas de los apicultores Franceses y Alemanes.
En Chile, grupos ambientalistas llevaban años pidiendo la
localización de los semilleros, pero bastó que la apicultura se viera afectada
por los transgénicos para que las empresas biotecnológicas bajen la guardia y
permitan al SAG hacer pública dicha información.
Efectivamente, hoy el SAG ha entregado un sendo archivo Excel
con las plantaciones desde 2004 al 2011. Sólo las plantaciones de 2009, 2010 y
2011 tienen georeferencia y todavía no se indican los eventos. Igual se
agradece. Pero falta más. Muchas mejoras son las que esperamos del SIGSAG.
Esa es la información que hoy el Consorcio Apícola pone a
disposición de todo público a través de un archivo KML (para Google Earth)descargable de su sitio. Hasta ahí todo bien. Todo entendible. Puro
agradecimiento y harta prensa (ja!). Hasta yo saqué una entrevista.
Pero, pero ... me caracterizo por el ser el de los peros …
que lata, me encantaría que el mundo fuera perfecto y poder descansar en el
trabajo de los otros.
Vale decir que nuevamente es la Universidad Mayor laculpable de las desprolijidades. Errores de principiante. El Consorcio tiene de
partner al CEAPI de la Universidad Mayor, y con este partner se las dan de geógrafos
y presentan proyectos SIG. No hay salú diría mi abuela. ¿de donde salieron estos OTERRA?
¿ Superficie Cero ? |
Como alguien que ha trabajado por años con datos ajenos, tengo
claro que lo primero es auditar los datos recibidos. Con esto no digo que los
datos que entregó el SAG estén malos, digo que toda cosa hecha por seres
humanos tiene probabilidades de contener errores y es nuestra misión como
analistas descubrirlos, tenerlos a la vista en el análisis. Pero ante todo digo
que hay que delimitar las responsabilidades. No en vano el trabajo encomendado
por el Consorcio al CEAPI/OTERRA tiene una relevancia y trascendencia no menor: Es la
primera vez que se hace público en Chile el Mapa de los Transgénicos. Pero ni
en la página del Consorcio ni en la de Ceapi, ni en el OTERRA, ni en las entrevistas de prensa
se hace mención a metodología de análisis alguna. Lamentable, porque los datos
entregados por el SAG si contienen errores, menores pero errores al fin
(también algunos ya reportados – ejemplo punto en el mar o dentro de lagos).
Pero ahí no queda el asunto. Tampoco en las imprecisiones
del texto de lanzamiento de este mapa, donde se confunden las superficies
plantadas por región o en la necesidad de Registro. Al bajar el archivo KML del sitio del Consorcio, se
descubre que la manipulación que hizo la Universidad Mayor aporta nuevas
inconsistencias, nuevas desprolijidades. Varias las he reportado por tuiter a
través de la cuenta @juanseapi.
Pero como no hicieron auditoria a los datos base, y no se
asignó un número único a cada registro, se hace casi imposible indicar o
corregir donde hay errores. Siendo así, le recomendé a la gente del Consorcio
que bajen ese archivo, pidan disculpas, le peguen un tirón de orejas a los que
hicieron el procesamiento geográfico (OTERRA/UMayor) y vuelvan a subir una versión
corregida del mismo.
Podrían aprovechar despedir al operador de todo esto, estábueno de perdonarle errores a Vera y me encantaría hacerles contrabarra al
proyecto Innova que tienen entre manos, pero no tengo energías para malgastar.
En el presente debemos acelerar, acortar el tiempo en que
los apicultores y el público en general tenemos acceso a la localización de los
semilleros de ESTA temporada (y temporadas futuras). Esto a través del SIGSAG.
Se nos dice que esta información estará disponible a fines
de octubre para el Raps 2012, fecha en que es demasiado tarde para definir una
localización alternativa a la actual en el caso de los que polinizamos (por ejemplo). A partir de este presente, en que muchos
de nosotros nos veremos obligados a tener nuestras abejas a distancia de vuelo
de un semillero transgénico, surge la necesidad de definir ¿cómo nos compensan
por el daño? Y en paralelo obliga a pensar si el trabajo de las abejas no está
dispersando esta genética modificada hacia habitantes locales (yuyos,
mostacillas, brasicas en el caso del raps). Nos queda mucho por aprender, las abejas son
el umbral, ellas son las centinelas ambientales.
Lo que está claro es que nosotros no pedimos ni autorizamos
la multiplicación de semillas transgénicas en Chile, que podíamos hacernos los
desentendidos mientras no nos impusieran, como ahora, restricciones de mercado.
Hoy, la sanción de la corte europea nos pone como enemigos de los transgénicos.
Mientras no nos paguen por el daño causado, estamos en lados
distintos del mesón y queda mucho trabajo por delante para ponernos de acuerdo
en las reglas de esta supuesta y prometida coexistencia.
Por de pronto pido más prolijidad a los distintos actores.
Menos alaraca y un trabajo mejor hecho.
Esto aplica en particular para la
Universidad Mayor, que en su afán de robar protagonismo en pos de las esquivas
monedas fiscales, hace que comenta muchos errores y un mal aprovechamiento de
esta crisis de mercado que termina perjudicando a la Cadena Apícola y en
particular a los productores.
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