De a poco esto de la Apicultura en Crisis se ha ido transformando en el cuento del Lobo.
Desde 2006 con el Sindrome de Desaparición de la Colmena – SCD/CCD y culpar a los Neonicotinoides del beepocalipsis que no hemos sido capaces de salir de la cita a Einstein, que obvio, nunca dijo el físico.
“Sin abejas se acaba el alimento y los humanos desaparecen en un par de años”.
Después se nos ha sumado el cambio climático, antes calentamiento global, antes enfriamiento global mientras no somos capaces de aceptar la caótica influencia del sol en nuestra psique y por qué no, de toda la vida en el planeta. Un sol “menos activo” depresión mundial, un sol “mas activo” euforía mundial. Nos queda casí todo el próximo ciclo solar.
En concreto, por estas tierras apícolas, el asunto se ha reflejado en una megasequía que abraza de norte a sur, secando la tierra y el bosque y matorral nativo. Bueno, lo que queda, porque esto del Chilepotencia alimentaria arraza con el cerro, la ladera que no se hiela, para plantar frutales, extinguiendo la flora apicola. Y si no es la ambición humana la que mata el bosque es el incendio forestal, en un gran porcentaje causado por el mismo hombre.
“los humanos se disparan en los pies” nos dicen las abejas en su condición de Canario de la Mina.
Los apicultores nos cocinamos a fuego lento, como la Rana. Nos adormeció la baja inflación y nuestro poco poder de negociación no nos permitió subir las tarifas de polinización los pasados 10 años. La pandemica alza de precios de nuestros insumos básicos de los pasados 3 años nos pilla mal parados. La pésima temporada de miel que cerramos en marzo 2022 fue el golpe de gracia a la industria polinizadora: ese 30% de apicultores que manejas mas del 85% del plantel nacional.
Imposible seguir subsidiando desde la miel a la polinización. El agregado de valor de nuestro producto estrella tiene un límite. Sin producto es aún peor la cosa. Y que decir de la desleal competencia del producto adulterado que se vende sin freno o fiscalización alguna.
Los fruticultores y productores de semillas que nos trajeron al país para brindarles el servicio de polinización deben ahora mantenernos vivos , o no tendrán abejas para seguir produciendo en sus antropizados monocultivos, vacíos de toda vida que no sea su cultivo de interés.
Einstein más o Einstein menos, la verdad es que las abejas de miel, las abejas europeas, las abejas de apicultor son esenciales para mantener la cadena trófica, polinizando una gran diversidad de flores. Mas importantes para tantos cultivos que no se polinizan con el viento y requieren de un insecto para que lleve el semen de la flor macho (polen) a la flor hembra.
Sexo alado, peludo, melífero.
El comercio internacional trajo al gran enemigo de las abejas de miel, por allá por 1994. En un país con Varroa, sin apicultores no hay abejas europeas de miel. Sin apicultores no hay polinización.
No quiero imaginar el escenario cuando entre a Chile el Pequeño Escarabajo de la Colmena.
¿Cómo los hacemos entender?
A la Calle !!!