La Temporada que termina nos pegó fuerte la varroa. ¿porqué?. Porque es muy fácil ser desprolijos con 2000 colmenas y luego ser pillados por la producción de miel y las carencias de los insecticidas. En nuestro caso particular nos falló el ácido fórmico y le erramos al rechequeo y con los plazos.
Al revisar el calendario de la varroa, suponiendo como primera aproximación que el mismo ritmo se repite ad eternum después de cada tratamiento, cosa que sé incorrecta pero es lo único que tengo a mano para comenzar a pensar.
Partiendo de una curva estandar, calculo la evolución de los porcentajes de infestación. Esa evolución es la que repito post tratamiento, para definir cuando se requiere nuevamente hacer algo. El límite de tiempo depende de cumplir con las carencias y no sobrepasar un 5% de infestación.
Las fechas criticas son la primavera (octubre) y el verano (febrero). Es imposible lograr un buen control suponiendo uno o dos tratamiento anuales. Se requieren al menos 3 cuando la temporada es tan larga como la nuestra. La reina se detiene con suerte un mes en su postura. Este año no se han detenido.
Los tratamientos serian en torno a Wetripantu con lo más fuerte. La idea es bajar la carga a piso, teniendo en cuenta que no habrá acopio de excedentes hasta por lo menos noviembre. Esto es que nos saltamos las floraciones nortinas tempranas, como el tevo.
El tevo lo usamos para multiplicar, para fecundar reinas. Dicho tratamiento temprano es para evitar tener que curar en época de reproducción para no afectar el semen de los zánganos o los ovarios de la reina.
Luego hay que tratar en octubre, una vez estabilizadas las colmenas en los arándanos. Aquí cabe usar amitraz, o por el lado de los orgánicos el ácido fórmico.
Finalmente luego de la primera cosecha en enero hay que curar para aguantar el pencazo del ulmo, con cosechar tan tardías como abril.
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